Por Viorel Lupescu (Enmerkar)
Al menos unos veinte mil estudiantes y trabajadores colmaron ayer por la noche la Plaza de Mayo en el Centro de la Ciudad de Buenos Aires, en un acto unitario para recordar a los seis estudiantes platenses asesinados por el aparato represivo de la última dictadura cívico-militar, en 1976 -La noche de los lápices-, y claro, como en cada fecha que nos recuerda la sanguinaria embestida de los patrones de acá y de afuera contra el pueblo trabajador, con un plan sistemático de destrucción de nuestra industria nacional, de nuestra soberanía nacional, y de una generación de jóvenes militantes socialistas y comunistas que fué pasada por las armas, en clara demostración del primario planteamiento de la reacción fascista militar-empresarial-clerical que significó el Proceso de 1976-1983.
La multitudinaria marcha, como hace tantos años no se veía, estuvo compuesta por las banderas de los centros de estudiantes de todos los colegios porteños: el Normal 1, Normal 10, Normal 4, María C. Falcone, Mariano Acosta, Fernando Fader, etc, nucleados en la Confederación Unida de Estudiantes Secundarios; la solidaridad de los compañeros de la FUBA universitaria, no sólo de Buenos Aires, sino también la adhesión de los estudiantes terciarios y superiores del Gran Buenos Aires e incluso de la Patagonia, adhesiones también que llegaron de los estudiantes de la Provincia de Buenos Aires, donde la destrucción del sistema educativo ha sido también una "política de estado", y lo sigue siendo, con el menemista converso al kirchnerismo de Daniel Scioli al frente de la gobernación. Los partidos políticos, ya fueren trotskistas, maoístas o de la izquierda nacionalista también se hicieron presentes: Movimiento Proyecto Sur, Partido Socialista Auténtico-Juventud Socialista Argentina, Partido Obrero, Izquierda Socialista, Partido de los Trabajadores Socialistas, Movimiento al Socialismo, MST, PCR, y muchos más. Organizaciones sociales como Barrios de Pie y la JP Evita aportaron sus columnas militantes al acto que se realizó en Plaza de Mayo, luego de una marcha que fué desde el Congreso Nacional hasta el último punto, pasando por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
La precarización de la educación pública en la ciudad más rica del país sólo puede explicarse como un plan de privatización del sistema educativo, y de paso, para embrutecer a la sociedad porteña, aunque claro, la destrucción de la escuela pública siempre promueve a la escuela privada, con sus cuotas que van desde 150 a incluso más de 1000 pesos. Desde los años 90 rige en nuestro país la Ley Federal de Educación, que transfirió las obligaciones del Estado Nacional en materia de colegios y escuelas primarias y medias, a los estados provinciales. Pero como era de esperarse, sin los fondos correspondientes. Desde entonces el sistema se encuentra en una decadencia notable. Los techos de los colegios se caen, las paredes tienen cables pelados encima, las aulas están destruidas, sin bancos y sin sillas, sin calefacción, y más teniendo en cuenta los gélidos inviernos que vienen azotando a la Ciudad. El gobierno de Mauricio Macri, desde 2007 no ha hecho más que aumentar el presupuesto para la educación privada, dejando en desventaja a la escuela pública, la cual debiera ser prioridad, en una ciudad donde ambos sectores se reparten la torta de alumnos en la misma proporción, pero que claramente, en el nivel de las partidas presupuestarias, los hijos de la burguesía alta y la media, le ganan por goleada a la juventud de los barrios laburantes o de clase media. ¿Tantos fondos para su educación necesitan los chetos que van a escuelas donde se practica equitación, por caso?.
La confluencia de estudiantes con los obreros se vio demostrada con el apoyo y presencia de los obreros de Paraná Metal y Sancor, donde se están desarrollando dos importantes luchas, ninguneadas y perseguidas por el Ejecutivo nacional y sus secuaces. Antes de que me olvide, el apoyo de un importante sector de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) no puede ser ignorado.
A pesar de que los medios de comunicación hagan hincapié en los huevazos y las pintadas que algunos compañeros le hicieron al edificio de la Jefatura de Gobierno, los estudiantes prometieron no dar el brazo a torcer con las tomas de colegios, frente a una situación edilicia y de precariedad extremas. Hace ya varios años que el movimiento estudiantil secundario está haciendo reclamos, denuncias y protestas, pero hasta ahora las tomas de los establecimientos, aún con las amenazas del Jefe de Gobierno de "extender las clases hasta febrero" -una locura irrealizable-, han sido la única vía que ha resultado en dos reuniones con el Ministro de Educación Esteban Bullrrich, para que éste presentara los planes de obra necesarios. Pero Bullrrich no cumple con las exigencias justas de los compañeros, y el Gobierno de la Ciudad quiere patear la pelota hasta el 2011, año electoral, en el cual seguro va a hacer algunas obras, con fines electoralistas, pero subjecutará el presupuesto -como lo ha hecho este año- y se va a guardar la plata, en sus bolsillos, o en otros menesteres como el arreglo de calles, no poco importantes, pero que sin duda no lo son al nivel de la educación pública ni de la salud pública, que está sufriendo un proceso de vaciamiento y deterioro gravísimos. Baste con recorrer los hospitales de nuestra ciudad para comprobarlo.
Macri llegó al Gobierno prometiendo que iba a ser un gestor eficaz y "apolítico". Que ya no iba a existir política sino administración. Los sucesos del último mes, con una resistencia estudiantil popular que es ejemplo para todo el país, demuestran que siempre hay motivos políticos...y soluciones políticas.
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