martes, 14 de febrero de 2012

Grecia recibirá 140.000 millones de euros. Más los griegos no verán ni un céntimo.


Por Viorel Lupescu (Enmerkar)

Entre la tarde del domingo y la madrugada del lunes el Parlamento griego aprobó el enésimo plan de ajuste de las cuentas públicas, con el cual se impusieron nuevos hachazos al presupuesto social, y otra vez más se le ha quitado el pan de la boca a los trabajadores. La desocupación ya es del 20,9%, siendo los jóvenes los más afectados alcanzado en esa franja etaria el 47%.

El nuevo ajuste decretado por el Parlamento (pues al pueblo no se lo consultó jamás si querían que la sacaran la plata del bolsillo) consiste en los siguientes tijeretazos:
-Rebaja del 22% en el salario mínimo.
-Los salarios de los empleados privados y públicos van a erosionarse en 25%.
-Los jubilados “privilegiados” cuyos haberes superen los 1000 euros, sufrirán una reducción del 20% en los mismos.
-Entre 2012 y 2015 está previsto despedir a 150.000 empleados públicos.
-La reducción del presupuesto público alcanza los 3300 millones euros para 2012.

Grecia tendrá que hacer estos “sacrificios” para que la troika de la UE le alcance  €140.000 millones. El año pasado le dieron €110.000 millones. Esa guita solo llega a las manos de los banqueros: los griegos no van a ver ni un céntimo. Es curioso que el pueblo tenga que doblar el espinazo, morirse de hambre y soportar unas cada vez más duras condiciones de vida para que un puñado de plutócratas pueda seguir a sus anchas. No se trata de la “codicia” de los banqueros: nadie se despierta una buena mañana “lleno de codicia”. Es parte del sistema capitalista. Cuando las cuentas no cierran, se debe arrancar al pueblo lo que éste pudo conseguir para si tras décadas de luchas obreras y derramamiento de sangre.

Las protestas tomaron un punto casi de insurrección, que incluyó la toma de una televisora en Creta. En Atenas 100.000 personas pusieron el pecho para combatir otro atentado social que estaba consintiendo el Parlamento. Ardió el Banco Central y otras casas financieras. Varios edificios gubernamentales también. La policía dejó heridas a 50 personas. Los ministros del Interior y de “Protección civil” renunciaron. Los comunistas y partidos más chicos eurocomunistas se opusieron al plan de ajuste. Los 47 díscolos fueron expulsados del Parlamento. ¿Pero no era acaso eso una democracia?.

El pueblo griego no dio el brazo a torcer. Desde 2009 el movimiento obrero de aquel país viene protagonizando una resistencia sin parangón en la Europa desclasada y cuyos partidos comunistas se encuentran hundidos en el más abyecto revisionismo y en las artimañas parlamentaristas. En otra palabras el conocido por todos eurocomunismo que se llevó puesto al comunismo italiano y francés, y que ha dejado rengo al PC de España. En el caso griego, el Partido Comunista –KKE- se ha erigido en vanguardia de la resistencia: en 2010 obtuvo el 11% de los votos en las elecciones generales, convirtiéndose en la tercera fuerza política del país mediterráneo.

No cabe dudas de que solo la fortaleza de un partido cuyo programa incline a favor de los obreros la balanza en la lucha de clases, es lo que puede organizar a la población contra el saqueo ininterrumpido de la burguesía. Es decir, demostrar que no se trata de un gobierno o de un ajuste de las cuentas públicas coyuntural: los comunistas griegos tienen bien claro que lo que hay que derrocar es a la burguesía y a toda su pléyade de tecnócratas y plutócratas que han postrado a Grecia.

Porque el día de mañana puede “pasar” el ajuste, sí: pero lo que no pasa y se viene como un mazazo en las espaldas del pueblo trabajador es la precarización laboral que habilitan las sucesivas reducciones del salario mínimo, de las jubilaciones, que llegan para quedarse si es que la clase obrera no da una respuesta contundente. En esto, el KKE no ha dejado lugar a dudas respecto a sus objetivos.

El “crecimiento” de la economía, que se avisora “a futuro” no es más que el reino de los contratos basuras –aún peor de los que ya reinan en Grecia- y un desplazamiento de la riqueza aún más hacia la primera franja, la de la burguesía, que nunca va a querer perder.

Grecia muestra el camino a una Europa postrada, sumida en los movimiento posmodernos como los “indignados” y otras yerbas apolíticas o “semipolíticas” o “de generalidad”. Sólo la organización del pueblo obrero puede arrancar los privilegios de la burguesía. Porque al fin y al cabo, sean socialistas o conservadores los que gobiernen, todos se van a poner de acuerdo en sostener a toda costa sus privilegios de clase.

Sólo los comunistas consecuentes pueden terciar frente a la crisis: porque no creemos en la “buena gestión” del capitalismo. Sabemos que éste es voraz, que no se conforma con un pedazo del pan, que va a querer quitarnos todo. Hasta la posibilidad de una vida digna.

Yo me pregunto, cerrando mis cavilaciones: ¿Grecia no está viviendo una primavera?. ¿Nada más eso vale para los sanguinarios y cavernarios terroristas que han arrasado Libia y quieren también destruir a Siria?.

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