Por Viorel Lupescu (Enmerkar)
El 18 de abril último se cumplieron 30 años de la proclamación de la independencia de Zimbabwe, un país del África Austral que durante más de cien años estuvo bajo dominio colonial inglés primero, y luego, con la "independencia" unilateral que impuso la minoría de colonos blancos que dominó el país bajo el sistema de segregación racial (Apartheid), que en la práctica era lo mismo de siempre, pero ahora con la legislación idónea. Aquél régimen que ya le había arrebatado las tierras y la soberanía a los zimbabwenses, que había alentado la animosidad entre los pueblos bajo el epíteto de "conflictos tribales", robaba, con ayudita del capital transnacional, los recursos mineros y destruía las tierras con el monocultivo comercial (tabaco, flores, maíz, azúcar), mientras que la mayoría de población originaria se veía viviendo en inmensos barrios con casas de chapa y maderas podridas. Hoy, todavía hay quienes defienden a ese régimen, que exclaman indignados que los "monkeys (monos, inglés)" han "destruído nuestro país". Los nazis (no los puedo llamar de otra forma, por cómo se manejaron) rhodesianos (Zimbabwe antes fue llamada "Rhodesia", en "honor" de Cecil Rhodes, un lumpen fanático religioso que devino en explorador y civilizador) ejercieron el poder de fuego no sólo dentro de sus fronteras, sino afuera, en los "frentes de conflicto" en Mozambique y Bostswana, con el objeto de amansar a las masas trabajadoras rebeldes.
El movimiento de liberación nacional, encabezado por la Unión Nacional Africana de Zimbabwe- Frente Patriótico (Zanu-PF), realizó una campaña de guerra popular contra el racismo y el imperialismo de las potencias centrales, y llegó al gobierno en 1979, para luego permitir que Gran Bretaña (insólitamente Margaret Thatcher le soltó la mano al rhodesiano Ian Smith) enviara un gobernador general y cumpliera con lo pactado, la independencia, en 1980. El profesor Robert Mugabe fue investido primer ministro, y siete años más tarde, cuando se instituyó un sistema presidencialista, presidente de la República. Mugabe desde entonces ejerce la jefatura de Estado. El gobierno multirracial emprendió una política económica "conciliadora" en un principio. Expropió tierras a la oligarquía agraria europea, pero todo con demasiado tacto y muy de a poquito, y cuando se terminó la primera reforma agraria mucho no había cambiado respecto de la propiedad rural. Los códigos de trabajo fueron reformados, los trabajadores conquistaron derechos y organización sindical, Europa Occidental y Estados Unidos llegaban con millones de dólares en distintos programas de ayuda (educativos, de alimentos, de infraestructura, de lucha contra enfermedades como la malaria y el VIH/Sida, etc etc). Todo el mundo capitalista y civilizado aplaudía a Mugabe, quien no atinaba a ir al fondo de la cuestión, a la hora de resolver la contradicción histórica con los explotadores blancos.
En 1997 el gobierno zimbabwense comienza una reforma agraria amplia, con la cual se dispone a terminar con la desigual distribución de las tierras, en un país donde más del 70% de la población vive en el campo. Los blancos (algo así como el 3% de los propietarios) poseían el 80% de la mejor tierra cultivable. El resto, la tierra de los campesinos originarios, las más secas y en peor estado. El Parlamento aprueba la expropiación. Y el agropower zimbabwense reacciona contra los "atropellos" de la "negrada". Se suceden los lock-out patronales, y otras medidas de sabotaje a la economía nacional. Los terratenientes reclaman que el gobierno los indemnice: pero las autoridades responden negativamente. Afirman -con toda la razón- que es Gran Bretaña la que debe abonar la financiación del reparto de tierras. Esos compromisos habían sido contraídos por el gobierno Thatcher, y hasta fines de los años 80, cuando la misma reforma no había garantizado una real expropiación, la financiaron, en parte a regañadientes, pero en otra, satisfechos de que el gobierno del Zanu-PF no fuera más lejos. Pero entonces, cundo culminaba el siglo pasado, los británicos negaron cualquier tipo de financiación, bajo el pretexto de que las tierras iban a parar a las manos de "los amigos de Mugabe". A partir de entonces se suceden las condenas, y finalmente, el cruel bloqueo económico por parte de los Estados Unidos y Europa, cuyo objetivo es destruir el potencial revolucionario zimbabwense, aleccionar a los pueblos de África que no se deben atrever a cuestionar el vendaval neoliberal, que hundió a ese continente aún más en la miseria, luego de que en los 90 derrocara a cualquier gobierno progresista.
Zimbabwe como "Estado fallido", como una experiencia revolucionaria que se había corrompido, ese era el mensaje, ése es el mensaje que quieren darnos los capitalistas. Estados Unidos, Gran Bretaña, y Alemania, se encuentran a la cabeza del financiamiento de las organizaciones opositoras (el Movimiento para el Cambio Democrático, MDC, dirigido por el sindicalista vendepatria Morgan Tsvangirai) a través de ONGs como la Fundación Westminster para la Democracia y distintas publicaciones que difunden toda clase de mentiras y perturban a la población y la inducen al delito. La publicidad del delito es una de las especialidades con las cuales la prensa burguesa busca inducir al lumpenismo a la clase trabajadora. Zimbabwe no ha sido la excepción. Basta observar que la mayoría de los diarios y medios de comunicación están en manos de la oposición anglófila y pronorteamericana. ¿Pero cómo?. ¿No era que los opositores eran quemados vivos en las calles?, ¿o que los marcaban en plenos comicios para después apalearlos?. Las sandeces que se dicen sobre el proceso revolucionario zimbabwense aprovechan la mala imagen que justamente han dejado las dictaduras que el imperialismo instaló en el continente. Y de paso, la falta de información confiable que disponemos acerca de África. Por ejemplo, una conspiración terrorista del opositor partido Zapu, financiada por Sudáfrica (cuando estaba gobernada por los fascistas blancos), en los años 80, ha sido tergiversada a punto tal de que la mayoría creen que se trató de una "matanza con origen en enfrentamiento tribales" en la región de Matabeleland. Muy fácil eso de decir que los africanos son unos negros atrasados que solo se matan por "cuestiones tribales" como si de la disputa de una mujer se tratara, o como si se tratara de un odio ancestral que brota de vez en cuando. Todo mentira.
La situación económica comenzó a deteriorarse a partir del 2000. La deuda externa alcanzó enormes proporciones. La inflación llegó a niveles siderales. No pudo darles cifras exactas. Porque según el diario que lean, esta es o del 40.000% ó 300.000.000% ó 2.000.000.000.000.000.000.000% (no estoy jodiendo, llegué a ver esas cifras). Pero calculen que era lo suficientemente brutal como para que a partir del año pasado se suspendiera la emisión de la moneda nacional, el dólar zimbabwense, y fuera substituido por el uso de divisas. La desocupación llegó hasta el 75%, la inversión cayó en picada, junto a la producción agrícola, saboteada por los agentes de EE.UU. y U.K. La falta de dinero, claro, provocó un profundo declive de la sanidad y la educación públicas, otrora orgullos de este país, que llegó a tener el 96% de su población alfabetizada, los mejores hospitales, y también, las mejores carreteras y rutas de África. Zimbabwe fue condenada, por las sanciones ilegales de Occidente, a una espiral de pauperismo y desesperación que obligaron a emigrar a dos millones de trabajadores hacia Sudáfrica.
En 2008 Robert Mugabe fue reelecto presidente. Pero Occidente cuestionó el resultado de los comicios. ¡Qué nos esperábamos!. Y sostuvo que el ganador fue Morgan Tsvangirai. Pero vale la pena repasar los sucesos de esta elección para entender la injerencia de las potencias imperialistas en los asuntos de Zimbabwe. Tsvangirai se había postulado por su partido, el MDC. Durante la primera vuelta, la campaña se desarrolló con normalidad, pero la oposición dijo, como siempre, que las "bandas paramilitares" del Zanu-PF se dedicaron a apalear a los disidentes. El MDC venció en primera vuelta pero por poco. Una diferencia de apenas 3 puntos y medio. Cuando llegaba la segunda vuelta, la oposición se sintió insegura de ganar. Y Tsvangirai prefirió retirarse alegando que el gobierno había extendido una violenta campaña de asesinatos e intimidaciones y que preparaba un gran fraude electoral para el ballotage. Pero Tsvangirai no podía retirarse. Legalmente, continuaba siendo candidato por la lista del MDC, porque el plazo para definir su continuidad había expirado. ¿Dónde eligió "refugiarse" de esa supuesta matanza?. ¡En la embajada de Holanda!. Cualquiera que conozca la historia de la colonización holandesa en el África Austral (los bóers dominaron la política sudafricana e impusieron la segregación racial en ese país en los años 50), no tendría buen concepto de un cobarde que eligió el lugar que representa a ese colonialismo, y que quiera apañarse en él. Créanme, que los africanos conocen esa historia. Y para ilustrar un poco mejor, el programa del MDC sostiene que se debe retrotraer la situación del reparto de tierras a 1997. Y también, adhiere a documentos y declaraciones de las potencias extranjeras, que sostienen que en Zimbabwe se impone la "necesidad" de un cambio de régimen. El "sindicalista luchador por la libertad" se paseaba por las capitales de la UE para pedir fondos para financiar la contrarrevolución en Zimbabwe. Descaradamente, ha dicho que su partido recibe financiamiento externo. ¡Qué más evidencia de ello!. Es el chirolita que va mejor para la búsqueda de "nuevas oportunidades" de Estados Unidos, Alemania e Inglaterra.
En 2009, y ante una situación política y económica, que, en serio, era catastrófica, el presidene Mugabe decidió realizar una importante concesión. Morgan Tsvangirai fue encargado para dirigir el nuevo gobierno de unidad nacional, en el cual habría una sensible mayoría de magistrados del oficialismo, pero el MDC por ejemplo tiene carteras tan esenciales como la de economía. Las noticias que llegan de Zimbabwe en los últimos meses son alentadoras. La producción agrícola, según se ha previsto, llegará a duplicarse para este año. La economía crecería -hasta el FMI debió admitirlo- hasta un 13%. Los programas de asistencia se reanudan, aunque lentamente. La solidaridad más expresa llegó de China, que otorgó un préstamo de 900 millones de dólares el año pasado, y de la comunidad económica de los países del África Austral. De las potencias imperialistas ni un centavo. El blanco bronceado Barack Obama ha extendido por un año más, en marzo, el bloqueo económico contra Zimbabwe. No hay confianza, dicen, en que el Zanu-PF cumpla con el "espíritu" de los acuerdos del 2009. Absurdamente trágico, para una población ya muy castigada, pero que ha defendido con una dignidad que merece el mayor de todos los reconocimientos, su soberanía nacional.
Treinta años después, la lucha continúa. Nos llega esta noticia, de una fuente burguesa:
El régimen de Robert Mugabe ha ratificado una nueva ley en Zimbabue para asegurar que la población de color posea al menos el 51 por ciento de todas las empresas privadas en el país. La ley fue anunciada el martes y estará plenamente operativa dentro de cinco años. Antes de que finalice la primavera, todas las empresas en el país están obligadas a informar quien tiene participaciones en las mismas. (10 de febrero- Afrol News)
Y otra más, con la visita del presidente de Irán y referente anti-imperialista Mahmud Ahmadinejad, con motivo de la Feria Internacional de Zimbabwe, en Bulawayo. Previamente la diplomacía iraní había extendido al presidente Robert Gabriel Mugabe una invitación para la cumbre del G15, un grupo de naciones que impulsa el multilateralismo mundial.
Si veinte años no es nada, treinta, son poco. Falta mucho camino por desandar.
FUENTES
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=66280 (Para entender lo que pasa en Zimbabwe, de Andreu Martí)
http://www.box.net/shared/ojxcj3k04s (Zimbabwe en Guerra, Stephen Gowans. Versión en gallego por Estoutras Notas Politicas)
http://www.afrol.com/es/paises/zimbabue/noticias (Noticias de Zimbabwe. Afrol News. Léanlas, pero con cuidado)
http://www.michelcollon.info/index.php?option=com_content&view=article&id=1888&catid=6:articles&Itemid=11 (Diez años de sanciones económicas son suficientes, 2009, carta abierta de los intelectuales de África)
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