Venezuela votó. A pesar de que no he podido encontrar los resultados definitivos de las elecciones legislativas celebradas el domingo, algo sí es seguro, y esto lo admiten hasta los propios socialistas venezolanos: el 52% de los votos fueron para los candidatos de la oposición derechista y capitalista. Esto quiere decir, que el oficialismo no logró la mayoría de las voluntades, a pesar de contar, gracias al actual sistema de circunscripciones electorales, y de poseer un voto unificado y no dividido como el de la oposición burguesa -que se unió en gran parte en la Mesa de Unidad Nacional-, con la mayoría de los escaños que se disputaron en la última justa electoral. Se han confirmado 95 diputados para el Partido Socialista Unido de Venezuela, con expectativa de llegar a los 100; la oposición capitalista, en tanto llega a los 57 diputados, con expectativa de alcanzar los 70. Todo esto, sobre 165 escaños, de los cuales aún quedaban dirimir unos seis, de acuerdo a datos del Consejo Nacional Electoral.
Que la mayoría de los votos, lo que efectivamente me importa de este proceso eleccionario burgués, hayan sido obtenidos por las candidaturas de la oposición pronorteamericana y capitalista, es un dato preocupante, y una señal de alarma para la Revolución Bolivariana. No puede ignorarse que la crisis económica mundial ha provocado estragos en la economía venezolana, debido al declive de los precios del petróleo. Al ser Venezuela un país monoexportador, cae de maduro que las consecuencias económicas se han convertido en consecuencias sociales, pues aún el país continúa siendo una economía capitalista. Esto es lo esencial. La democracia burguesa significa, sin duda, una camisa de fuerza para el actual proceso revolucionario. No puede atarse la lucha social de la clase obrera a una serie de "victorias" electorales, pírricas o nominales, como en este último caso, donde el olor es más bien de derrota, y no victoria precisamente. Muchos socialistas han pasado factura al gobierno, pues la calidad de vida -que supo dar un salto excepcional desde 1999 hasta 2008- se viene deteriorando por una cada vez más pronunciada inflación, y además, un problema bastante poco explicable de inseguridad ciudadana en las principales ciudades. La sequía explicó en su momento los problemas energéticos. Como así no se podía digerir que nueve años atrás el gobierno del presidente Chávez no hubiera realizado el nivel o la magnitud de obras que requería la coyuntura energética del país. Ahora, con esta derrota -no creo que esto sea para eufemismos como "victoria popular" o "mayoría socialista en la Asamblea Nacional-, quizás las palabras Revisión, Rectificación y Reimpulso (las 3 R), vuelvan a sonar en los próximos días. Porque se hace imprescindible, urge ya, la necesidad de renovar el proceso revolucionario, ultimamente estancado a causa de la coyuntura económica venezolana. Ahora se tendrá enfrente a una oposición que tratará de impedir la sanción de leyes que hagan a un cambio real en la estructura del estado burgués venezolano: y de paso, piensan, es cada vez más posible que en 2012 Chávez sea derrotado, y no que resulte victorioso.
Compañero, la oposición no saco el 52%, es desinformacion, saco el 35, http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article18717
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